sábado, 29 de agosto de 2009



Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor

condenatoria; hay besos que se dan con la mirada;

hay besos que se dan con la memoria. Hay besos silenciosos,

besos nobles, hay besos enigmáticos, sinceros, hay besos que se dan

sólo las almas; hay besos por prohibidos, verdaderos. Hay besos que

calcinan y que hieren, hay besos que arrebatan los sentidos, hay besos

misteriosos que han dejado mil sueños errantes y perdidos. Hay besos

problemáticos que encierran una clave que nadie ha descifrado, hay besos

que engendran la tragedia cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios que palpitan en íntimos anhelos,

hay besos que en los labios dejan huellas como un campo

de sol entre dos hielos. Hay besos que parecen azucenas por sublimes, ingenuos y por puros, hay besos traicioneros y cobardes, hay besos maldecidos

y perjuros. En los besos palpita el amor, la traición y los dolores,

en las bodas humanas se parecen a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos de amorosa pasión ardiente y loca,

tú los conoces bien, son besos míos, inventados por mí, para tu boca.























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